jueves, 29 de septiembre de 2011

¿QUÉ? Microficción, publicada

Entonces advertí, cuando me asomé a la ventana de aquel piso veintiuno, recién llegado a San Pablo, mi nueva residencia en la tierra, el microcosmos de la ciudad, su geometría de contornos zigzagueantes, sus luces marcando distintas dimensiones. Tomé conciencia del nuevo mundo que habitaría y tuve miedo de mi pequeñez frente a la gran urbe. Yo, desafiando a la metrópolis. Yo, molécula del universo, incapaz de soportar la grave angustia de mi vértigo, me preguntaba: ¿Quién soy yo? ¿A quien le importo? Preguntas sin respuestas, éstas y otras, encerradas dentro del círculo de mi egocentrismo. Nada cambiará. El hecho devastador no conmoverá más allá de los bordes de mi entorno. Yo y mis circunstancias. Lo demás seguiría su curso inexorable, como si el acto no hubiese sucedido. Procedí, consciente de ser el centro de mi universo e infinito en mí mismo. Nada cambiará. Y apreté el gatillo.

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