jueves, 29 de septiembre de 2011

¿QUÉ? Microficción, publicada

Entonces advertí, cuando me asomé a la ventana de aquel piso veintiuno, recién llegado a San Pablo, mi nueva residencia en la tierra, el microcosmos de la ciudad, su geometría de contornos zigzagueantes, sus luces marcando distintas dimensiones. Tomé conciencia del nuevo mundo que habitaría y tuve miedo de mi pequeñez frente a la gran urbe. Yo, desafiando a la metrópolis. Yo, molécula del universo, incapaz de soportar la grave angustia de mi vértigo, me preguntaba: ¿Quién soy yo? ¿A quien le importo? Preguntas sin respuestas, éstas y otras, encerradas dentro del círculo de mi egocentrismo. Nada cambiará. El hecho devastador no conmoverá más allá de los bordes de mi entorno. Yo y mis circunstancias. Lo demás seguiría su curso inexorable, como si el acto no hubiese sucedido. Procedí, consciente de ser el centro de mi universo e infinito en mí mismo. Nada cambiará. Y apreté el gatillo.

jueves, 15 de septiembre de 2011

PEPITO

Golpeó el vidrio del automóvil. Con la mano le indiqué que no necesitaba que limpiara el parabrisas. Cuerpo esmirriado, mirada atónita, el pibe insistió. Intentaba decirme algo. Bajé la ventanilla y le pregunté qué quería. Me respondió: Señor, ¿usted me quiere? Me desconcertó. Creí que buscaba recibir unos centavos. Descendí del automóvil, le hice una suave caricia en la mejilla y me dirigí a la playa. Un día ardiente convocaba a una innumerable cantidad de personas. El cuidador de autos me preguntó si era mi hijo. Le dije que no. Me contó que estuvo expuesto a ser atropellado en la carretera, por donde había estado deambulando casi toda la mañana, como perdido. Miro al pequeño. ¿Tendrá nueve años? En su rostro ahora se esbozaba apenas una sonrisa. Le pregunté dónde estaban sus padres. No tengo, me responde. Te acompaño, le digo; te acompaño hasta la orilla del mar. Me repite: Señor, ¿usted me quiere? Claro que sí, respondo, claro que te quiero, y le tomo la mano. Señor, ¿me deja que lo abrace? Le expreso un sentimiento de afecto apretándole la mano. Insiste: Quiero abrazarlo, señor. Por unos segundos caminamos abrazados, yo con mi mano sobre su hombro, él con su brazo rodeándome la cintura. Un hombre avanza desde la orilla. El pibe lo señala y me pregunta: ¿Y él, me quiere? Antes de que yo pudiera decir algo, aquel hombre lo llama: ¡Pepe! El chiquilín me suelta la mano y corre hacia él. El ruido de las olas que rompen en la playa apaga las palabras que aquél hombre parecía gritar. Solo queda golpeando mi oído el nombre del niño: ¡Pepe!, ¡Pepe! Los veo caminar, uno al lado del otro, hacia la ruta. El sol incendia mis espaldas. Siento el corazón golpearme el pecho como un émbolo enloquecido.

lunes, 5 de septiembre de 2011

CARTA SECRETA

(Para la mamá de Sofi)

Perdón Paula si lo que te escribo te parece mal, o que no tendría que haberte escrito esta carta. Pero es que estoy muy mal y no se que hacer. Cuando la profe nos dijo que hay que rezar a Dios y pedir a los amigos, pensé en mandarte un in box por Face para avisarte que te iba a llevar una carta, pero para qué. Anoche decidí darle a Sofi la cartita que vengo pensando desde hace tiempo y le pedí que te la de sin abrir. No le conté lo que desía. Le expliqué que era algo que no me salía hablarlo y que vos a lo mejor lo contarías. Sofi lo entendió, porque sabe que hay cosas que no tengo con quien charlar. Igual estaba recuriosa por saber lo que desía, por que te mandaba una carta secreta. Le expliqué que porque es tu mamá y las dos tenemos trece años y vos sos mi mejor amiga. ¿Me entendés? No. Después la seguimos, le dije.
Paula, lo que necesito desirte y espero que me entiendas, es que desde que papá murió, hace un mes, lo estrañamos mucho mucho y cada ves más Luchito y yo. Me da lástima Luchito porque no cumplió ocho años, y era muy compañero de papi, sobre todo después de que murió mamá. Teito no sabe nada de nada y gatea todo el día por la casa jugando con un autito. Cuando se avive de que falta papá y sepa que mamá murió al nacer el, pobrecito, que tristeza todo. Me parece que busca a su papi por la casa, porque cuando se cansa de jugar con el autito no agarra los otros juguetes, se sienta y mira para todos lados como buscándolo. Con Luchito hablamos mucho, creemos que a papi se le paró el corazon de tristesa, porque se querían mucho con mamá y le agarró un bajón y mucha depre, pasó un año de terror y justo cuando Teíto cumplía un año, esa mañana lo encontramos muerto en la cama. Nos quedamos solos los tres. Creo que sabés que la tía Elvira nos cuida y biene de día para estar con nosotros. Es la única hermana que tubo mami, pero ella también tiene que ocuparse de la abuela Bernarda que es muy gorda y vive sentada en un sillón tocando las castañuelas. La tía llega a casa a la mañana temprano, por suerte vive cerca y cuando pasa el bus por Luchito y por mí, se buelve con la abuela y lo lleva al Teito. A la tarde está cuando llegamos de la escuela y nos prepara la comida y nos da de comer y nos acuesta y rezamos y se vuelve con la abuela cuando nos dormimos los tres y la manda a la Ana para que pase la noche con nosotros. A mi me deja un teléfono en la mesita para llamarla si hase falta.
Paula es recomplicado todo, además la tía no es como mamá, es nerviosa y tiene mal humor y nos grita y nos da órdenes todo el tiempo. Papi tampoco era así. Me animé a escribirte esta cartita después de lo que dijo la profe, pero no es para pedirte nada. Quería hablarlo con ustedes que son como mi segunda familia, y no me salía, pero sentí que lo podía escribir. A mi papi le gustaban los libros, me leía cuentos y yo le escribí algunos cuentitos y lo hacía feliz leerlos. Te mando la carta con Sofi para que lo pienses tranqui a ver si se te ocurre algo. Sofi es mi unica reamiga desde el Jardín, y tu unica hija. Una vez me contó que quería hermanitos y ustedes le dijeron que Tata Dios no se los mandaba. Sé que Ignacio es muy buen papá. Bueno se me acaba el papel y mas no se qué decir. Ah, la casa en que vivimos la compró Papi y hay unos pesos que tiene la tía que van a alcanzar hasta que yo empiese a trabajar dentro de cuatro o cinco años. Perdoname la letra y las faltas de ortografía, un besito y gracias, necesitaba desaogarme. Hablalo con Sofi si te parece, yo no le voy a decir nada.
Muchos besos de
MACARENA